¿QUÉ HARÁ QUE LAS PERSONAS SE PREOCUPEN POR VOS?

Como activista, une se preocupa profundamente por su tema. Y el objetivo final en esa parte de tu vida es lograr que a muches otres les interese, se preocupen y estén dispuestes a accionar con une.  Pero hay muchos conceptos erróneos sobre cómo hacer esto. Dejamos aquí algunas ideas inteligentes que extrajimos del artículo “Qué hace que las personas se preocupen” de Stanford Social Innovation Review.

Primera sugerencia: informar a las personas no funciona.

Las organizaciones de servicios sociales gastan millones de dólares por año en distintas proyectos que se enfocan en informar a las personas. Lamentablemente, este tipo de esfuerzos ignoran los conocimientos científicos sobre lo que realmente motiva el compromiso, las creencias y el cambio de comportamiento. En consecuencia, se desperdicia mucho dinero y esfuerzo invertido en comunicaciones.

La investigación sobre diversas disciplinas nos dice que las personas se involucran y consumen aquella información que afirme sus identidades y coincide con sus valores y visión profundamente arraigadas, y evitan o rechazan la información que los desafía o amenaza.

Las investigaciones muestran que las personas son muy buenas en evitar la información por tres motivos: les hace sentir mal; les obliga a hacer algo que no quieren hacer; o si amenaza su identidad, valores y cosmovisión.

La gente busca información que les haga sentirse bien consigo mismes y también que les permita ser une mejor versión de sí mismes. Si se comienza con esta comprensión de la mente y el comportamiento del ser humano humano, se puede diseñar campañas que ayuden a las personas a ver dónde se cruzan sus valores y cómo les importan a los demás los problemas de une.

Por ejemplo, los investigadores han descubierto que las personas que anticipaban sentirse orgullosas de ayudar al medio ambiente tenían más probabilidades de tomar medidas positivas que aquellas que anticipaban culpa por no haberlo hecho.

“He aprendido que las personas se olvidarán lo que dijiste, lo que hiciste, pero nunca se olvidarán como los hiciste sentir”, dijo la poeta Maya Angelou alguna vez. Y las investigaciones respaldan eso. Para influir en las personas, se debe entender qué es lo que los hace invertir su atención, emoción y acción. Si el objetivo es marcar una diferencia, hay que utilizar la ciencia de lo que hará a las personas interesarse como fundamento de la estrategia.

 Segunda sugerencia: pasa del monólogo al diálogo.

Cuando entras en una reunión llena de gente, no te presentas en voz alta ni lanzas hechos y opiniones desde el centro de la habitación. En cambio, agarras una copa, escaneas la habitación y buscas una conversación o un grupo que te interese. Te acercas sigilosamente, escuchas un rato y, cuando tenés algo que agregar, te unís a la conversación. Las organizaciones muy seguido dirigen sus esfuerzos de comunicación hacia la construcción de su propio perfil con mensajes y tácticas que tienen más que ver con elles que con el problema que se han propuesto abordar y la audiencia a la que se dirigen. Básicamente, están entrando en una fiesta, anunciando su presencia y pidiendo a la gente que preste atención.

Esto requiere que les defensores vayan más allá de un enfoque en la construcción y diseminación de un mensaje para ingresar al mundo de la comunidad a la que quieren dirigirse. Debes pensar en la comunicación más como un regalo para tu audiencia y menos como un megáfono. ¿Les ayuda a resolver un problema? ¿Les hace sentirse bien consigo mismes o se ven a sí mismes como quieren ser vistos? ¿Se conecta con la forma en la que ven el mundo y proporciona soluciones viables? Si queremos que las personas se involucren y actúen, tenemos que conectarnos con lo que les importa y con cómo se ven a sí mismes.