¿CUÁN EFECTIVO ES “CULPAR Y HUMILLAR” EN LAS CAMPAÑAS?

Este artículo provee visiones útiles sobre el uso de la humillación como estrategia para influenciar en los Estados. Si bien no se centra particularmente en las campañas públicas y, a pesar de su enfoque exclusivo en los Estados de la Unión Europea y en sus instituciones, proporciona elementos útiles para la reflexión sobre esta estrategia, que a menudo se utiliza sin investigación de antecedentes para garantizar su eficacia.

Del Global Policy Institute.

por Katrin KinzelbachJulian Lehmann  – European Liberal Forum

Resumen Ejecutivo

¿Puede la humillación promover los derechos humanos?

Tanto las ONG como los estados critican públicamente a los gobiernos represivos. Tal “humillación” sirve para llamar la atención sobre acciones percibidas como indebidas y busca aumentar los costos para los infractores y, por lo tanto, actúa como un mecanismo de disuasión. En la arena política internacional, se necesita una audiencia para funcionar; por lo tanto, por definición, es público. La humillación puede funcionar como un megáfono para generar presión desde “arriba” y “abajo”. También puede servir como uno de varios mecanismos de cambio de derechos humanos, incluidos el diálogo, la deliberación, la creación de capacidad, la persuasión, los incentivos y la coerción.

Existe evidencia académica sobre que la humillación puede tener un impacto positivo en la situación de los derechos humanos en algunos estados. Tanto la investigación cualitativa como la cuantitativa señalan que el éxito de la humillación depende de la salud de la oposición interna, pero que la humillación por parte de actores internacionales es también un remedio importante contra el estancamiento cuando el espacio para la oposición interna se reduce. Cuando los actores nacionales coordinan con los internacionales, la humillación es más efectiva. Funciona tanto para los estados económicamente débil como para los fuertes, lo que sugiere que la mayoría de los estados se preocupan por su reputación y no solo por los efectos económicos inmediatos.

La humillación de los derechos humanos conlleva riesgos. Puede ser contraproducente cuando los estados desarrollan efectivos contramarcos que desafían la legitimidad de la crítica, como al señalar la interferencia neocolonial. Los gobiernos pueden hacer concesiones estratégicas a raíz de la preocupación por los derechos humanos solo para reprimir otros derechos. La humillación también puede tener efectos secundarios económicos perjudiciales, aunque no hay evidencia académica de que dichos efectos sean a largo plazo.

Los hallazgos académicos sobre la efectividad de la humillación de los derechos humanos se reflejan en gran medida en las experiencias de les profesionales de las fundaciones políticas liberales, como lo indica una encuesta de percepción sobre el tema que fue amablemente distribuida para los propósitos de este estudio por la Fundación Friedrich Naumann (FNF) a través de sus oficinas. Les encuestades respondieron de manera personal y anónima. Pero debido al método de muestreo de bola de nieve, los resultados de la encuesta no proporcionan evidencia concluyente.  Sin embargo, sí indican que les miembres de fundaciones políticas liberales y ONGs asociadas esperan que el efecto de críticas domesticas aumente si un estado miembro de la Unión Europea se hace eco de esas críticas. Más importante es la humillación por parte de múltiples gobiernos europeo, particularmente aquellos de los Estados más grandes de la Unión Europea. En las entrevistas de seguimiento, les entrevistades afirmaron que los actores locales son, mayoritariamente, adecuados para la humillación, a menos que no haya espacio para que lo hagan. Asimismo, destacaron la necesidad de complementar la humillación con otras medidas como incentivos y coerción, y deploraron la falta de coordinación de la UE.

Una muestra pequeña de la práctica de la humillación en la Unión Europea plantea la pregunta de hasta qué punto la vergüenza por parte de la UE y los Estados miembros es consistente. Estos últimos coordinan regularmente problemáticas de derechos humanos en el grupo de trabajo de derechos humanos del consejo de la UE. Sin embargo, con algunas excepciones (por ejemplo, humillación conjunta en respuesta a casos individuales prominentes), la práctica de esta parece ser errática.

¿Cuál es la mejor manera de lograr una práctica más consistente? Si bien la investigación académica sobre la efectividad de la humillación puede informar las políticas, esto tiene sus límites. Debido a que la efectividad depende en gran medida del contexto, no puede haber un protocolo universal para cuándo (y cuándo no) utilizarla. Los estados autoritarios buscan permanecer impredecibles. Dada tal incertidumbre, las predicciones sobre la eficacia de la humillación son importantes pero no pueden ser la única consideración que determina cuándo hacerlo. En última instancia, al menos mantener vivo el discurso de los derechos humanos y en la agenda internacional, puede ser una consideración legítima para humillar.

Contra este trasfondo, el presente estudio propone un “pragmatismo de principios” informado por la investigación. Dicho enfoque requiere una acción estratégica y coordinada. Para que la humillación sea efectiva se requiere una estrategia clara sobre la vulnerabilidad y los posibles contradiscursos del Estado al que se la dirige, así como las alianzas que se necesitan construir. También requiere una estrecha coordinación con les actores locales y, cuando sea posible, sincronizar las acciones de les actores internacionales mucho más de lo que se aparenta hoy en día. La UE tiene un gran potencial para tal coordinación y sincronización, pero no debería buscar centralizar la crítica de los derechos humanos. Debido a que les actores de la UE en Bruselas no son percibides como tan poderoses como los estados miembros en temas de política exterior, deberían alentar y apoyar a los estados miembros para que se humillen de manera coordinada. Sin un esfuerzo concertado en todas las capitales europeas, los estados perpetrantes pueden descartar fácilmente las críticas a los derechos humanos como una preocupación de un aparato de Bruselas que está fuera de contacto con los estados miembro, y les opositores de una humillación más consistente pueden señalar la responsabilidad de la UE para justificar su propia inacción.

El informe completo está disponible (en inglés) para ser descargado.