Que hacer con una causa

[dt-section-title title=”Que hacer con una causa”]

El requisito más básico de un compromiso con una causa es la voluntad de “predicar con el ejemplo” en pos del resultado deseado. En última instancia, campaña es un verbo, no un sustantivo. Medimos nuestro compromiso con una causa por la medida en que hacemos campaña activa y éticamente, más que por cuánto simplemente hacemos referencia a ella durante una conversación ociosa.

En el corazón de las campañas éticas está la respuesta a la pregunta,

¿Qué estás dispuesto a hacer para ganar?

Como activistas, nuestros valores personales actúan como el límite dentro del cual estamos dispuestos a operar. Ya hemos dicho que, sin importar el contexto, nunca operamos en el vacío. En consecuencia, siempre que perseguimos una causa, podemos esperar una variedad de respuestas a lo largo de la campaña. Éstas incluyen:

  • apatía,
  • apoyo,
  • duda,
  • resistencia.

Siempre que sentimos un compromiso emocional con una causa, nos resulta más fácil olvidar que otras personas no lo tengan; que pueden estar desinteresadas, confundidas o simplemente ser antagónicas hacia nuestro resultado deseado. Siempre que nos preocupamos por un tema en particular, a menudo suponemos que a los demás también les importa y que les importa de la misma manera que a nosotros. Puede ser un desafío emocional descubrir que este no es el caso. El desafío es responder a la apatía, la duda, la oposición e incluso, en algunas circunstancias, el apoyo de forma acorde con nuestro sistema de valores.

El resultado final es simplemente esto: debido a que nunca operamos en el vacío, debemos esperar que otros respondan de diversas maneras a nuestra campaña. Tienen derecho a poder hacerlo. El hecho de que estemos seguros de un camino a seguir en particular no significa que otros tengan que estar de acuerdo o, de hecho, incluso estar interesados en nuestro enfoque.

Y tenemos derecho a relacionarnos con estas personas, a tratar de persuadirlas o simplemente a ignorarlas.

Todo lo cual refleja el poder que obtenemos al tener una causa. El grado de poder está determinado en cierta medida por el nivel de nuestro compromiso emocional. La forma en que ejercemos nuestro poder está determinada en parte por nuestro nivel de inteligencia emocional. No importa cuál sea el contexto, debemos asegurarnos de usar este poder de manera inteligente.